Por:
MARIO SERRATO VALDES
Se nos dijo que la
tercerización y la flexibilización laboral tenían por propósito final la
reducción del desempleo, la verdad es que el desempleo hasta se incrementó sin
importar lo indicado en los informes que negaban dicha realidad emitidos por el
DANE, entidad que en algunas épocas alcanzó a tener la credibilidad de un
borracho pidiendo trago fiado en la tienda de la esquina. También nos dijeron
que retiraban las horas extras para asegurar la contratación masiva de
trabajadores, el resultado real de esa medida embaucadora que incluso llevó el
sol hasta las 10 de la noche, no fue otra que el incremento en la compra de
apartamentos de lujo, carros de fantasía y cruceros por el Caribe por parte de
empresarios felices con la medida inverosímil. La mesada 14 la eliminaron para
evitar gastos injustos al empleador y conseguir que este generará más empleo,
el resultado: pensionados frustrados y empleadores reventados de la risa.
Todas las gabelas tributarias
concedidas a los más ricos y poderosos durante el aquelarre neoliberal que
avasalló a Colombia desde los aciagos tiempos de Cesar Gaviria hasta el
"memoria amnesiae" que merece el último gobierno, se convierten en
una delincuencial evasión de impuestos y en un acto de insolidaridad repulsivo
con una nación y una clase trabajadora que creyó en ellos y confío en recibir
un trato digno por sus esfuerzos. Hoy, cuando los evasores son descubiertos en
sus maniobras indolentes, reaccionan a las medidas tributarias necesarias con
agresividad y arrogancia altanera. Todo lo que le han pedido al pueblo
colombiano se les ha dado, ahora que el pueblo pide justicia tributaria para
mitigar la desigualdad social infame que nos aplasta, reaccionan como
energúmenos ofendidos y exigen consideración y reconocimiento a los aportes que
nunca le han hecho a Colombia.