Ante la creciente ola de
violencia que azota la región del Chocó en Colombia, monseñor Wiston Mosquera
Moreno, obispo de la diócesis de Quibdó, expresó su solidaridad con las
víctimas de la reciente balacera protagonizada por grupos armados en el corregimiento
de La Troje.
Los trágicos sucesos en esta
área dejaron un saldo lamentable de una menor de edad fallecida, varias
viviendas incendiadas y decenas de familias desplazadas que se vieron obligadas
a huir por temor a las amenazas de estos grupos ilegales. “Rechazamos firmemente
lo ocurrido en La Troje”, comentó el prelado. “Se quemaron casas, muchas fueron
atacadas a balazos, y la gente tuvo que escapar aterrorizada, buscando refugio
en Tutunendo o en la capital del departamento, Quibdó”, añadió.
El líder religioso hizo un
llamado enérgico a los grupos armados que operan en esta región del Pacífico
colombiano, en particular al Ejército de Liberación Nacional (ELN), responsable
de convocar, al menos, a ocho paros armados en los últimos años en el Chocó.
“Deseamos que esta situación no se repita en La Troje, ni en Tutunendo, ni en
Ichó, ni en ningún rincón del departamento”, insistió. “Todos los actores
armados deben comprender que lo que anhelamos es paz para nuestro territorio”.
Monseñor Mosquera condenó que
comunidades históricamente pacíficas tengan que vivir sometidas a la violencia
del conflicto y pidió encarecidamente que cesen el reclutamiento forzado de
niños y jóvenes. “A los niños y a los jóvenes, no los llamen para que se unan a
sus grupos armados”, clamó. “Deben permitirles estudiar y avanzar en la vida.
Eso es lo que deseamos para cada uno de nuestros niños”.
Finalmente, el obispo reiteró que la región necesita
esperanza, no violencia, y que los pueblos del Chocó deben ser reconocidos por
sus ríos, su cultura y su belleza natural, y no por el miedo. “Queremos que la
gente llegue a La Troje porque desea pasear, porque anhela vivir en paz. Esa es
la aspiración de nuestras comunidades. Dejen que vivamos en paz”, concluyó.