A PROPÓSITO DE UNA GOLEADA

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Por Yesid Francisco Perea Mosquera


La semana pasada me dispuse “en la primera línea de mi habitación” a disfrutar de un partido que se llevaría a cabo en Brasil, entre el subcampeón colombiano, el Tolima y el Flamengo de ese país, un equipo con toda la historia y trayectoria imaginada por usted. Mi interés especial no solo era por la presencia de un equipo colombiano en la contienda, sino porque, en el partido escenificado en Ibagué, el equipo vino tinto y oro tuvo todas las opciones para ganar el partido, por un buen marcador; adicionalmente, el Tolima había hecho historia al ganarle a dos equipos brasileños en su propio patio, lo cual me llenó de expectativa.


Inició el partido y el equipo ibaguereño se aproximó con peligro al área contraria, al punto que el relator dijo que esa era una muestra en el sentido de que el equipo colombiano iba a dar la pelea en ese encuentro; a partir de allí inició el dominio total del flamengo y la posterior goleada infligida al Tolima, escuadra a la que le hice fuerza por ser colombiano y por tener al frente a un buen técnico-al menos para nosotros en el país-, quien sacó campeón a Millos, después de toda una vida sin títulos. Avanzó el cotejo y con él la debacle deportiva, al punto que no aguanté y regalé el asiento en “preferencia” que tenía en mi alcoba.


Está demostrado hasta la saciedad, que el fútbol nuestro pasa por un muy mal momento y que se hace necesario implementar cosas nuevas para poder darle vuelta a este estado de cosas de nuestro fútbol; sin embargo, usted mira que un director técnico es reemplazado por los malos resultados en su equipo y sucede que lo contrata otra escuadra profesional para salir de su propia crisis de resultados. Estamos frente a, guardadas las diferencias, lo que ocurre cuando usted está mascullando un mal pensamiento y esa negatividad arrastra mayores consecuencias negativas, en un círculo vicioso muy perjudicial; ello se traduce en la imposibilidad de que nuestro balompié mejore, mientras se siga reemplazando a sus directores técnicos con otros adiestradores que acaban de fracasar, en la convalidación de ese nefasto círculo vicioso ya mencionado. Por fortuna, se están ofreciendo oportunidades a nuevos profesionales del fútbol, quienes se han venido preparando más allá de su amplia experiencia profesional como jugadores; esperemos a ver cómo les va, pero se están haciendo nuevas apuestas, lo que me hace pensar, casi que inconscientemente, en la situación de nuestro departamento, nuestros municipios y sus cosas.

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