Por Yesid Francisco Perea Mosquera
Siempre he creído en la pertinencia de hacer uso adecuado de los tiempos, porque ello nos puede ubicar en el momento indicado para tratar en forma adecuada, aquello que queremos traer a la realidad; dicho de otra manera, utilizar mal los tiempos en las cosas puede llevar a que se configure aquello de que “hay procedimientos que quitan la razón”.
Hace más de una semana se dio inicio a lo llamado por sus organizadores como “paro minero”, actividad que, pese a lo manifestado por quien, al parecer, es su cabeza visible, se ha salido de control y hoy, luego de más de siete días, no aparecen soluciones a los requerimientos que, entiendo, debieron presentarle al alto gobierno, quien debería ser el llamado a exhibir las soluciones requeridas por el gremio minero. Solo en el día de hoy miércoles 27 de los corrientes, estaría haciendo presencia en el Chocó el señor Viceministro de Minas, seguramente acompañado de otros integrantes del gobierno central, para atender los pedidos de los mineros; sin embargo, mientras ello ocurre, quienes han venido padeciendo las verdes y las maduras, son los habitantes de nuestro querido departamento, toda vez que la actividad irregular generada por los que han paralizado parte del Chocó, la han venido realizando en el centro del departamento, especialmente en la zona del san juan, área muy a fin con la actividad minera. Antes de proseguir con el tema objeto de este escrito, es pertinente recordar cómo nos ha tenido el Covid 19 en materia de confinamiento en el Chocó, en donde han muerto muchas personas, lo que ha generado gran dolor al interior de muchas familias; ha habido todo tipo de dificultades producto del confinamiento, limitando la movilidad, la alimentación y la regularidad de los habitantes de esta comarca, sin que a la fecha se pueda cantar victoria, en el sentido de haberse acabado con la pandemia. Pese a ello, los mineros tomaron la decisión de realizar un paro, sin tener en cuenta el estado de salud físico, mental y psicológico de tantas personas afectadas de una u otra manera por la crisis en materia de salud, lo cual se traduce en un primer error, relacionado con los tiempos para proceder con el paro.
El titular de esta columna puede ser analizado como la exp
resión de quien viene sustentando su vida a través de la minería y entonces detenerse por una semana o más, sin poder realizar el trabajo diario para darle sustento a su familia, se convierte en un imposible, por cuanto los organizadores del paro no le darán la plata que diariamente pueden hacerse para llevar la comida a casa, en donde están sus hijos esperando que la mamá o el Papá hayan hecho “el grano” para no aguantar hambre. La otra lectura se relaciona con la expresión de quien levanta su voz en contra de las disposiciones gubernamentales, tomando la determinación de no pararle bolas a las medidas ambientales, manteniendo su trabajo minero más allá de cualquier recomendación legal. Por cierto, entendiendo el proceso de la minería tradicional, la del mazamorreo, la del barequeo, de donde se nutren tantas familias y que ha sido tradición en el Chocó antes de dragas, dragones y las temibles retroexcavadoras, nos preguntamos cuál ha sido la actividad de los organizadores del paro relacionadas con impedir el ingreso de la maquinaria pesada y especialmente, qué han hecho para defender nuestro territorio, evitando la deforestación, la contaminación y el mal uso dado al suelo y al subsuelo?; no se puede desconocer que muchos de los nuestros dependen de la minería y es esto aquello que aprendieron como sustento de vida, pero los organizadores del cese no pueden darle la espalda a las regulaciones establecidas para el manejo adecuado de los terrenos, como tampoco a las familias que dependen de la minería del rebusque diario. El paro no puede ser razón válida como para impedir la movilidad, incluso, de quienes requieren atención médica, más allá de entender que este tipo de actividades normalmente son generadoras de incomodidades, pues se tiene claro que es así como se hacen escuchar. Ojalá los enfrentamientos entre los de la “primera línea” y el gobierno nacional en el pasado paro, nos hayan dejado enseñanzas y así evitar situaciones que luego se tengan que lamentar.