Escribir ha sido una obsesión
mía, sin miramientos respecto sobre qué tema abordar; pero escribir no es una
tarea fácil, lo cual se traduce en los errores cometidos, pero siempre buscando
mejorar, para dar a conocer nuestro punto de vista. Sumado a lo anterior,
últimamente no he sido constante en el proceso de escribir, en razón,
básicamente, a mis asuntos laborales; además, no puede negarse que los asuntos
políticos son del agrado de quien escribe, con las excepciones válidas para el
cumplimiento de la regla, y sobre este tema no puedo pronunciarme durante el
tiempo que esté como servidor público.
Hoy quiero retomar la vieja
costumbre de plasmar palabras y construir un escrito que, ojalá, sea del agrado
de quienes tengan acceso a este documento, tocado por un artículo leído en este
día. Así las cosas, debo decir que no sé cómo se puede trabajar en una entidad
donde no se le cancelan los sueldos a los empleados, como ha venido ocurriendo
de vieja data en el Hospital San Francisco de Asís de Quibdó, nuestra única
institución de segundo nivel del departamento del Chocó; ello se traduce en el
hecho de ser receptor de pacientes que provienen de todos los rincones del
departamento, quienes padecen de distintas enfermedades, sin haber podido
recibir el tratamiento inicial adecuado, porque tampoco en los centros de
salud, ni en los hospitales de primer nivel, cuentan con las mínimas
condiciones para ofrecer una atención acorde con las exigencias del
padecimiento. Pues bien, cuando el paciente llega al San Francisco, se
encuentra con un panorama entristecedor, en donde brillan por su ausencia los
elementos necesarios para atender en debida forma al enfermo, sin contar con
las condiciones físicas de la entidad y como si fuera poco, la falta de pago
para quienes laboran en el mencionado centro hospitalario.
Aparece entonces el mal nombre
hacia el profesional de la medicina, a quienes fustigan con expresiones
desobligantes, colocando en tela de juicio el profesionalismo del médico, de la
enfermera, etc., sin entrar a analizar la caótica situación por la que vienen
atravesando. No es extraño entonces, que el paciente y su acompañante no se
encuentren con el mejor ambiente ni con la mejor atención al llegar al
hospital, pues antes de ser profesional (que lo demuestran siempre a pesar de
las vicisitudes), son personas con hijos, necesidades, problemas y hasta
amenazas. Definitivamente, no sé cómo lo hacen, y por eso van mis
Felicitaciones para
el personal médico del San Francisco de Asís.