En medio de llanto, tristeza y dolor fue el último adiós a militar que murió en show de Fuerza Aérea en Medellin.

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Las exequias de Jesús Mosquera fueron en Rionegro. Sebastián Gamboa fue trasladado a Cundinamarca.


“¡Adiós, soldados del aire. Dejan en tierra a un equipo azul afligido, pero resiliente, que les rendirá tributo permanente. Su legado será imperecedero, al igual que su valentía”.
Con esas palabras, el comandante de la Fuerza Aérea de Colombia (#FAC), general Ramsés Rueda, dio el último adiós a los dos suboficiales que murieron el pasado 11 de agosto en Medellín durante un ejercicio aéreo: Jesús Lacides Mosquera y Santiago Gamboa.
El alto oficial pronunció esas palabras durante las exequias de uno de ellos, el técnico subjefe Mosquera, en la Funeraria Medellín en Rionegro, Antioquia. Allí familiares, amigos y allegados del fallecido uniformado se reunieron ayer sobre las 3 p. m. para darle el último adiós. A las 3:50 p. m. el féretro del oficial, envuelto en una bandera de Colombia, fue llevado por uniformados de la FAC hasta el coche fúnebre. Detrás, otros dos agentes marchaban acompañando la carroza, llevaban una fotografía de Jesús Lacides, su boina militar y una insignia dorada.
El recorrido fue corto. En medio del lamento por la tragedia los asistentes, entre ellos vecinos del barrio #Yesquita, de Quibdó, donde nació el militar, recordaron su alegría. “Le enseñé sociales y filosofía. Siempre quiso ser parte de la Fuerza Aérea. Lo recuerdo como un joven muy alegre y juicioso”, dijo la profesora y vecina de Jesús.
Le enseñé sociales y filosofía. Siempre quiso ser parte de la Fuerza Aérea. Lo recuerdo como un joven muy alegre y juicioso
El ataúd fue bajado en la parroquia catedral San Nicolás, donde ingresó por un pasillo de honor con saludo militar. Dentro, personal de la Universidad Católica del Oriente y del colegio Coredi de Rionegro rindieron homenaje a quien fue su estudiante.
Luego fue el turno de la familia. Con voz entrecortada, Emilio, primo hermano de Jesús, recordó su permanente sonrisa. “Es un dolor muy grande. Se nos fue rápido Chucho, lo extrañamos. Con su risa siempre alegraba toda reunión. Desde el cielo, ayúdanos a soportar y entender por qué te fuiste tan rápido”, dijo Emilio.
Sobre las 6 de la tarde culminó la ceremonia. Con protocolo militar y pasillo de honor, el ataúd fue sacado de la iglesia rumbo al cementerio del municipio en donde fue enterrado.
Por su parte, el cuerpo de Sebastián Gamboa fue llevado ayer a Agua de Dios, Cundinamarca, donde será sepultado.

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